martes, 24 de marzo de 2009

"LINCES Y CUCARACHAS", Artigo de Laura Seara, deputada socialista



Vos transcribo este arigo da compañeira Laura Seara acerca da penosa e patética campaña da Conferencia Episcopal.
LINCES Y CUCARACHAS

Alguien ha puesto de moda recientemente al lince ibérico, ese bello animal que además de protagonizar sonadas campañas de publicidad, resulta ser el felino más amenazado del mundo.

Por otro lado, la cucaracha negra es un insecto que se incluye dentro de las plagas molestas, se reproduce a gran velocidad, se alimenta de basura y apenas ha mudado en 320 millones de años.

Hace unos días, en una esperada entrevista con el profesor Neira, vimos como hasta el más honorable de los hombres no puede evitar referirse a un ser humano como una cucaracha. No fue una expresión digna de él aunque, a mi entender, este hombre tiene todo el derecho a calificar así a la persona a la que quiso ayudar y de la que recibió desplantes, a pesar de que casi le cuesta la vida.

Prefiero hablar de los linces, de esos linces que han maullado en Internet para defender derechos que entendíamos consagrados pero que una minoría minoritaria ha vuelto a cuestionar, 25 años después de que la sociedad española superara el debate.

Las conclusiones del grupo de expertos, entregadas a la subcomisión parlamentaria del Congreso sobre la modificación del marco legal que regula la interrupción voluntaria del embarazo, son como mínimo, lógicas y necesarias. El aborto debe salir del Código Penal y situarse en el ámbito de la Salud Pública.

Miren, en muy pocas ocasiones es tan visible el abismo que separa una norma legal de la realidad social a la que debe dar respuesta como lo es en este caso. Los años que nos separan de la Ley 9/1985 representan mucho más que un cuarto de siglo en términos de cambio y avance social y son pocos, muy pocos, los que hoy se atreven a dudar de la capacidad y del derecho de las mujeres a decidir.

Uno de los grandes problemas que se han detectado es la inseguridad jurídica que provoca la ausencia de garantías legales respecto a la intimidad, dignidad y autonomía de las mujeres y de los profesionales sanitarios. Por ello es importante recordar que la ley del 85 se limitó a modificar un artículo del Código Penal, pero no reguló su ejercicio como un derecho, provocando que algunos grupos hayan vulnerado la seguridad y la libertad de las mujeres así como el derecho a una prestación sanitaria que lleva años recogida en la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud.

La farsa de la Conferencia Episcopal, que calló cuando en los 8 años de gobierno de Aznar en España abortaron 450.000 mujeres, trata de confundir, además de su NO a cualquier legislación en esta materia, diciendo que una ley menos restrictiva equivaldría a un incremento del número de abortos. Sus argumentos son mentira y basta un solo ejemplo: Holanda, con una legislación más abierta que la nuestra, tiene la tasa más baja de abortos de toda la Unión Europea. Por otro lado, los datos hablan solos: Madrid, estandarte de la política opusina del PP, ha sido la Comunidad Autónoma con mayor tasa de abortos y Murcia, otro feudo Popular, es la que ha experimentado un mayor crecimiento de esta tasa.

Se equivoca también la Conferencia Episcopal al intentar aislar a España de Naciones Unidas y del Consejo de Europa, órganos que han proclamado el derecho inalienable de las mujeres a decidir libre y responsablemente sobre las cuestiones relativas a su sexualidad e instando a los países miembro a elaborar leyes que garanticen el aborto seguro y accesible.

Actualmente, 72 países con poblaciones de más de un millón de personas y cuyos habitantes representan el 65% de la población a nivel mundial, permiten legalmente el aborto sin ninguna restricción, por razones socioeconómicas o para proteger la salud mental de la mujer.

Se equivoca de nuevo la Iglesia, igual que se equivoca negando el uso de preservativos como método más eficaz de prevención del SIDA en África y en todo el planeta. Demuestran lo primitivo de sus postulados, de sus actos. Demuestran no estar a la altura de los avances sociales y científicos. Y lo peor para ellos, demuestran estar alejándose de la ciudadanía en general y de sus fieles en particular, por que ellos, esos fieles, sí saben lo que es el SIDA y como se propaga, saben lo que ocurre en África, saben que miles de mujeres, también las que van a la iglesia a escucharlos, han tenido que abortar dolorosamente por diversas razones, algunas en condiciones inseguras, otras, con más recursos, fuera del país o en clínicas privadas. Las menos, lo han hecho en la sanidad pública.

Por tanto, es el momento de defender la igualdad territorial, la seguridad de los actores y de apostar por un sistema de plazos que ha de completarse con indicaciones, como existe en la mayoría de los países de nuestro entorno, que cumpla con las garantías y derechos reconocidos. Es el momento de reforzar las políticas públicas a través de la educación sexual, la prevención y la información, para disminuir los embarazos no deseados.

Quería hablar de linces y lo he hecho, quería hablar de derechos y lo he hecho. Las cucarachas prefiero dejarlas para otro día, en el que no brille tanto el sol como hoy. Laura Seara. Deputada electa pola provincia de Ourense no Parlamento de Galicia.


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